
Presentador:
Sen. Reyna Celeste Ascencio Ortega (Morena)
Aspectos Relevantes:
La legisladora expone que el voto en México es un derecho reconocido en la Constitución, pero no siempre fue así, para lograrlo han sido innumerables mujeres que lucharon incansablemente para conseguirlo. Históricamente el derecho al voto de las mujeres es el resultado de una historia, lucha y conquista. El sufragio femenino representa una de las conquistas más significativas en la historia de los derechos humanos y la igualdad de género. Su reconocimiento no sólo implicó el acceso de las mujeres a las urnas, sino también su inclusión en la vida política, social y legislativa de las naciones. Esta lucha, que se extendió por más de un siglo, fue protagonizada por mujeres que desafiaron estructuras patriarcales y resistencias ideológicas profundamente arraigadas. El primer país en reconocer el derecho al voto femenino fue Nueva Zelanda, el 19 de septiembre de 1893, gracias al liderazgo de Kate Sheppard y el movimiento sufragista que logró reunir más de 30,000 firmas en favor de la reforma electoral. Aunque las mujeres pudieron votar desde ese año, no se les permitió postularse como candidatos hasta 1919, y la primera parlamentaria, Elizabeth McComb, fue electa en 1933. Durante el siglo XX, más de 80 países aprobaron el sufragio femenino, entre ellos Australia (1902), Finlandia (1906), Estados Unidos (1920) y Francia (1944). En América Latina, Uruguay fue pionero en 1927, mientras que México lo hizo en 1953. En 1916, se celebró el Primer Congreso Feminista en Yucatán, impulsado por el gobernador Salvador Alvarado, donde se demandó el derecho al voto. Posteriormente, en 1923, el Congreso Nacional Feminista exigió igualdad civil y política para las mujeres. Ese mismo año, San Luis Potosí reconoció el voto femenino en elecciones municipales, aunque el decreto fue derogado al año siguiente. No fue fácil, los obstáculos no cesaron, por ejemplo, durante el sexenio de Lázaro Cárdenas, en 1937, se presentó una iniciativa para reformar el artículo 34 constitucional y otorgar ciudadanía plena a las mujeres. En 1947, bajo el gobierno de Miguel Alemán, se reformó el artículo 115 constitucional para permitir el voto femenino a nivel municipal. Finalmente, en 1953, el presidente Adolfo Ruiz Cortines envió al Congreso una iniciativa que fue aprobada y publicada en el Diario Oficial el 17 de octubre, reconociendo el sufragio universal para las mujeres. Así fue como la lucha de mujeres como Hermila Galindo, Elvia Carrillo Puerto, Belén Gutiérrez de Mendoza, María Lavalle Urbina, Amalia González Caballero de Castillo Ledón y Adela Formoso de Obregón Santacilia, entre muchas otras, rindió frutos y finalmente, las mujeres mexicanas votaron por primera vez en una elección federal el 3 de julio de 1955. Desde entonces, su participación política ha ido en aumento, aunque persisten desafíos estructurales. En 1979, Griselda Álvarez se convirtió en la primera gobernadora del país en el Estado de Colima, y en 2024, Claudia Sheinbaum fue electa como la primera presidenta de México. La lucha no ha finalizado, pues a pesar de los avances, la brecha de género en la política persiste. En 2021, sólo el 21.74% de las alcaldías estaban encabezadas por mujeres. Además, las mujeres enfrentan estigmas, violencia política y desigualdad en el acceso a cargos de poder. La conquista del voto fue sólo el inicio de una lucha que continúa en busca de una democracia verdaderamente paritaria.